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La Esteban: un cuento de princesas

Hablar de Belén Esteban, como fenómeno social, es hablar del cuento de princesas más increíble del mundo. El personaje podría caber en cualquier película Disney y ha sido, aunque posiblemente con un rostro más agraciado, el sueño de más de una jovencita o el pasado que cualquier madre quiere para su hija. Eso es, al menos, lo que yo veo de toda la historia del personaje más popular de nuestro país.

Érase una vez una chica normal, que vive en San Blas, más bien feilla, que conoce a un joven y prometedor torero. Ella está enamorada, pero no puede imaginar hasta dónde le va a marcar esa relación el resto de su vida. Fruto de su amor, nace una pequeña que aborrecen el pollo.

Hasta aquí no he descubierto nada nuevo porque es considerada especie en extinción aquella persona que no sepa la vida de esta señorita. ¿Pero qué hace que Belén tenga tanto éxito?

Triunfa porque vende la sensación de que cualquiera podría formar parte del que dicen es el "maravilloso mundo de la televisión". La audiencia entiende que si Belén ha triunfado de ese modo, no puede ser tan complicado llegar hasta allí. Además, en lo más profundo de su pensamiento, todos los que adoran a la Esteban piensan: "ya era hora de que alguien normal, como tú y como yo, estuviese presente en la televisión".
Belén vende lo mal que lo está pasando con la familia de su ex marido, mataría por proteger a su hija, se defiende de cualquier acusación...algo que cualquier madre, mujer y persona haría. Sin embargo ella lo sabe vender y, mientras muchos aplaudan sus apariciones, ella seguirá vendiendo que tiene mucha pena y Mermelada le dirá que "las penas con pan son menos penas".

A.L.G.