9 de la mañana. Me levanto de la cama y leo las principales cabeceras digitales mientras me tomo un café. Encuentro unas noticias interesantes en alguno de estos periódicos y los guardo en mi cuenta de
Delicious para poder volver a ellas siempre que

quiera. Consulto mi cuenta de correo electrónico o, mejor dicho, mis cuentas de correo electrónico.
Gmail y sus valiosas alertas me avisan de que hay nuevas noticias que me interesan en la Red, así que me dispongo a echarles un vistazo. Estas noticias son realmente interesantes y me inspiran para escribir un nuevo post en mi blog. Lo redacto, busco un par de fotos y lo publico en el blog. Aprovechando esta situación, cambio unas cosillas en el diseño y añado unos gadgets que aparecen a la derecha de la pantalla.
La publicación me ha despistado de mis tareas matutinas, que prácticamente se han convertido en un ritual al comenzar el día. Por tanto, decido retomar la rutina y visitar las múltiples redes sociales a las que pertenezco.
Tuenti: dos comentarios, una foto nuevo en la que salgo, un mensaje privado y varios eventos, la mayoría inútiles. Reviso todo y subo unas fotos del pasado fin de semana que todavía no había incluido en la red. En
Facebook otro tanto de lo mismo, pero además, paso un rato jugando a los juegos que esta red social me ofrece y hago un par de test que, aunque tienen muy poca base, entretienen. Entro en
Twitter y al clicar en mi Nick veo que unos cuantos seguidores me han hablado. Les respondo en, por supuesto, 140 caracteres y de paso contesto al “What are you doing?”.
Ventanita naranja en la parte inferior de mi pantalla. Un amigo inicia una conversación conmigo por el
Messenger. Me recomienda un vídeo en
Youtube. Lo veo y este vídeo lleva a otro, a otro y a otro. Entonces me acuerdo: “Menéame”. ¿Cómo me he podido olvidar de entrar en
Menéame… Entonces entro, “meneo” un par de historias y envío yo mismo una noticia.
Estoy cansado… Voy a distraerme un poco viendo una serie desde la Red. Pasan 40 minutos. Termino de ver la serie y entonces entro en un par de páginas de mi interés. Además me dispongo a visitar los blogs de unos amigos y vuelvo a entrar en el mío. ¡Comentarios! Alguien ha comentado dos de mis publicaciones, esto es todo un acontecimiento… Para celebrarlo escribo otro post, aunque no sin antes visitar
Google Reader y
Flicker. Al entrar en el blog veo el gadget de noticias
Digg que he puesto, así que no me queda otro remedio que consultarlas…
Miro el reloj (el del ordenador, claro). Noooo! Tenía que hacer la compra y ya me han cerrado el supermercado… Así que hago la compra por Internet. Se pierde un poco el encanto supongo, pero ¡qué narices! es mucho más rápido y cómodo. Y para cenar… pido una pizza también por Internet.
Un par de sitios web más, un vistazo al campus virtual de la Universidad y una conversación con un amigo por el
Skype, y la hora de acostarse.
Hay que ver cómo he aprovechado el día…