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Cambios y más cambios

“El estado anímico de una persona se conoce a través de un emoticono, no a través del insondable pozo de una mirada”. Esta frase que he leído en una revista cultural casi casi recién nacida, verdaderamente interesante por cierto (Babylon Magazine), me ha suscitado la idea del cambio inminente que está acaeciendo en la sociedad y de cómo los avances en las nuevas tecnologías influyen, cada vez más, en nuestra vida cotidiana.
Y es que ya no hace falta hablar con un amigo para saber cómo está. La frase en su perfil de Tuenti o Facebook nos lo dice. Y si vemos que María “está harta de todo” es cuando le mandamos un mensaje privado a nuestra querida amiga para preguntarle el porqué de su hastío y desencanto. Sin embargo y a pesar de esta “tecnologización de nuestras relaciones”, hay quien dice que “podemos tener todos los medios de comunicación del mundo, pero nada, absolutamente nada, sustituye la mirada del ser humano” (Paulo Coelho). No podemos dar la espalda a los avances pero esperemos, que por mucho tiempo, esto siga siendo así.
Anteriormente, en este mismo blog basado en los humildes comentarios de sus creadores, ya hemos dado nuestro particular “pésame” al preciado, hasta ahora, material: el papel. Amiga inseparable de éste es la carta, pobre carta… Tan valorada antaño y ahora relegada a unas cuantas facturas o correspondencia publicitaria. Si las cartas hablasen podrían contarnos miles de historias. Eso sí, lo que probablemente nos dirían es que qué tiene ese famoso e-mail que no tenga ella…
Y qué decir de las fotografías, también recelosas por tanto desarrollo. Hace años sacarse una foto era poco menos que un ritual. Posar atentamente y concentrándose en no cerrar los ojos para poder tener un recuerdo, más o menos pasable, del momento. Y por supuesto sonreír a la voz de ¡Patata!. Ahora las fotos han perdido su importancia y, en parte, su encanto. De cada acontecimiento hay unas, como poco, 10000000 fotos, la mayoría tomadas sin que ni siquiera los actores estén mirando a la cámara. Y si sales poco favorecido, no pasa nada, puedes hacer otros tres o cuatro intentos hasta que el resultado sea satisfactorio. Eso sí, si a la cuarta no sales bien, mejor dejar de probar porque de momento las cámaras no hacen milagros (aunque todo se andará…).
Por supuesto, las formas de ocio también han cambiado radicalmente. Dónde quedan aquellos inocentes juegos de mesa que acaparaban nuestro tiempo después de clase. Eso ya no se lleva… Los videojuegos son el pasatiempo por excelencia de los niños de estos tiempos y si no, siempre habrá algo que hacer por Internet, quien nos ofrece juegos gratis entre otras muchas posibilidades. Las redes sociales, tan demandadas actualmente, han pasado de ser un modo de comunicación a ser un elemento de ocio en sí mismas. Son horas y horas las que se pueden pasar “cotilleando” a amigos de mis amigos de mis amigos en la red.
La rutina del día a día, como decíamos, también está mutando. Nos levantamos por la mañana y en muchos casos, en vez del tradicional y acostumbrado periódico impreso, consultamos las versiones digitales de unas cuantas cabeceras por el módico precio de cero euros. En vez de ir al supermercado, como toda la vida, hacemos la compra por Internet que, además de ser más cómodo, nos traen los productos a casa. Más tarde, vemos un capítulo de nuestra serie favorita On- line y cómo no, quedamos con nuestra gente creando un evento en la red social.
En fin, de lo tradicional poco nos queda. Quizás una reconfortante sesión de lectura, con nuestro libro en las manos y apreciando del mismo, además de su letra, su cuerpo, su textura, sus hojas. Aunque aprovechemos esto rápido porque parece ser que también tiene los días contados. El siguiente eslabón en la cadena evolutiva del libro avanza a pasos de gigante. Muerto el papel, demos la bienvenida al libro electrónico.
¿Qué será lo siguiente?

Bárbara González Muñoz

2 Comentarios:

Grana y azabache dijo...

Dadme la bienvenida

Juanjo Madrigal dijo...

http://granayazabache.blogspot.com/